martes, 29 de marzo de 2011

Freddy Lojano - El Amor Es Un Sentimiemto

El amor es un sentimiento
Que a todos nos va a pasar
Vamos a caer en un hoyo de amor
Álguien que ama no se rinde en querer conquistar a álguien

El amor de una persona a otra
Es fuerte y no se soporta
Ellos se amarán y vivirán felices
El amor es un sentimiento

El amor es como una llama
Que se apaga en algunos corazones 
Y en otros se mantiene
Se acaba porque al amor 
Lo tratan como a una basura.

lunes, 28 de marzo de 2011

Johnny Chocho - Un Gran Amor

Tu eres mi ilusión
Te lo digo de corazón
Tu eres mi gran amor 

Tu vives en mi corazón
No lo puedo negar
Porque a donde yo voy
En tí no dejo de pensar

Aunque tu no me lo creas
No dejo de pensar en tí
Pero hasta en mis sueños
Tu estas junto a mí

No quiero pensar mi vida sin tí
Porque si no te tengo
Yo me puedo morir

Jorge Luis Borges - El Enamorado

    Lunas, marfiles, instrumentos, rosas, Lámparas y la línea de Durero, Las nueve cifras y el cambiante cero, Debo fingir que existen esas cosas. Debo fingir que en el pasado fueron Persépolis y Roma y que una arena Sutil midió la suerte de la almena Que los siglos de hierro deshicieron. Debo fingir las armas y la pira De la epopeya y los pesados mares Que roen de la tierra los pilares. Debo fingir que hay otros. Es mentira. Sólo tú eres. Tú, mi desventura Y mi ventura, inagotable y pura.

Jorge Luis Borges - Despedida

    Entre mi amor y yo han de levantarse Trescientas noches como trescientas paredes, Y el mar será una magia entre nosotros. No habrá sino recuerdos. Oh tardes merecidas por la pena, Noches esperanzadas de mirarte, Campos de mi camino, firmamento Que estoy viendo y perdiendo. Definitiva como un mármol Entristecerá tu ausencia otras tardes.

Jorge Luis Borges - A Un viejo Poeta

    Caminas por el campo de Castilla Y casi no lo ves. Un intrincado Versículo de Juan es tu cuidado Y apenas reparaste en la amarilla Puesta del sol. La vaga luz delira Y en el confín del Este se dilata Esa luna de escarnio y de escarlata Que es acaso el espejo de la ira. Alzas los ojos y la miras. Una Memoria de algo que fue tuyo empieza Y se apaga. La pálida cabeza Bajas y sigues caminando triste, Sin recordar el verso que escribiste: Y su epitafio la sangrienta luna.

Gabriela Mistral - Hallazgo

    Me encontré este niño Cuando al campo iba: Dormido lo he hallado En las espigas. O tal vez ha sido Cruzando la viña: Buscando los pámpanos Topé su mejilla. Y por eso temo, Al quedar dormida, Se evapore como La helada en las viñas.

Gabriela Mistral - Dos Ángeles

    No tengo sólo un ángel Con ala estremecida: Me mecen como al mar Mecen las dos orillas El ángel que da el gozo Y el que da la agonía, El de alas tremolantes Y el de las alas fijas. Yo sé, cuando amanece, Cuál va a regirme el día, Si el de color de llama O el color de ceniza, Y me les doy como alga A la ola, contrita. Sólo una vez volaron Con las alas unidas: El día del amor, El de la Epifanía. ¡Se juntaron en una Sus alas enemigas Y anudaron el nudo De la muerte y la vida!

Gabriela Mistral - Dame La Mano

    Dame la mano y danzaremos; Dame la mano y me amarás. Como una sola flor seremos, Como una flor, y nada más. El mismo verso cantaremos, Al mismo paso bailarás. Como una espiga ondularemos, Como una espiga, y nada más. Te llamas Rosa y yo Esperanza; Pero tu nombre olvidarás, Porque seremos una danza En la colina, y nada más.

Gabriela Mistral - Balada

    El pasó con otra; Yo le vi pasar. Siempre dulce el viento Y el camino en paz. ¡Y estos ojos míseros Le vieron pasar! Él va amando a otra Por la tierra en flor. Ha abierto el espino; Pasa una canción. ¡Y él va amando a otra Por la tierra en flor! El besó a la otra A orillas del mar; Resbaló en las olas La luna de azahar. ¡Y no untó mi sangre La extensión del mar! El irá con otra Por la eternidad. Habrá cielos dulces. (Dios quiere callar) Y el irá con otra Por la eternidad.

Gabriela Mistral - Apegado A Mí

    Velloncito de mi carne, Que en mi entraña yo tejí, Velloncito friolento, ¡Duérmete apegado a mí! La perdiz duerme en el trébol Escuchándole latir: No te turben mis alientos, ¡Duérmete apegado a mí! Hierbecita temblorosa Asombrada de vivir, No te sueltes de mi pecho: ¡Duérmete apegado a mí! Yo que todo lo he perdido Ahora tiemblo de dormir. No resbales de mi brazo: ¡Duérmete apegado a mí!

Ramón De Almagro - No Me Digas Que No

    No me digas que no, te pones fea Se te arruga la frente y en la boca, Ese gesto de enojo que provoca Amargura que duele y que golpea. No me digas que no, no es la manera Que debieras usar al castigarme, Porque cuida no vayas a matarme, Hay castigos que un hombre no tolera. Y por eso y aunque sea por un rato En el bien de este amor es que lo digo. Deja ya tu rencor y tu mal trato. Hazme caso, mujer, y si te pido, Si mi alma está sedienta de tu abrazo ¡Deja todo, por Dios, y ven conmigo!

Ramón De Almagro - Niña De La Arena

    Niña que en la arena te encontré llorando, Con un llanto blando, tu primer amor, Orgullo de niña que se hallaba herido, Tal vez un motivo que nunca existió. Por algo que él dijo o no sé que cosa Tu boca de rosa se te marchitó. Y aquellos pucheros, los que se habían ido, Vuelven del olvido a llorar tu amor. De un mundo de mimos salís a la vida, Y aquí, No hay quien cuida de algún moretón, Ya viene la noche niña de la arena Recoge tu pena, mañana Mañana habrá sol.

Ramón De Almagro - Mi Poema

Mi poema está ahí
Uno más
Entre millones
Que andan dispersos por el mundo
Son tantos los poemas
Como son tantas
Las doradas hojas del otoño
Pero un día
De pronto
Por algún motivo o sin ningún motivo
Tu mirada se detiene en él
Y mi poema se ilumina
Tus ojos lo observan
Y mi poema se siente hermoso
Tus ojos lo leen
Y ese poema brilla
Como una estrella
Luego mientras tú prosigues el camino,
Mientras te alejas
Llevando sobre ti
Algo de ese brillo
Que se va apagando
Mi corazón agradecido
Te grita "gracias".

Ramón De Almagro - El Abuelo (Jugando)

    El niño mira al abuelo Y lo invita a su jugar, Dolorido está el abuelo, Pero acepta, sin chistar. Cuando pasan los minutos, El viejo siente al jugar, Que ya no le duele tanto, Lo que lo hacía penar. Y entonces Entonces son carcajadas Las que se escuchan de a par, De ese nieto y de ese abuelo, Que disfrutan por igual.

Ramón De Almagro - Amigos

    Si te sientas conmigo, Si tú estás a mi lado, Que seamos amigos, Ya está casi arreglado. Te diré dos palabras, Cualquier cosa que sea, Buscaré de tus labios La respuesta cualquiera. Abriré tu sonrisa Con palabras graciosas, Te diré con malicia Una frase ingeniosa. Buscaré en tu mirada Si me has comprendido, Sólo ofrezco palabras, Sólo ofrezco mi oído. El tener quién escuche Cuando quieres hablar, Quién te brinde silencio Cuando quieras pensar. El tener quién te hable Si querés escuchar, Es tan bueno, ¿y qué cuesta? Casi nada, al final. Si te sientas conmigo, Si tú estás a mi lado, Que seamos amigos, Ya está casi arreglado.

Gonzalo Rojas - Miedo Al Arcángel

Miedo al arcángel, le tuve miedo al arcángel
De no verte, a estos años
Que hemos volado contra la tormenta, tú
En tu nogala, yo
Mío en mi nogal, ni apestados
Por la costumbre de la sombra, ni
Despavoridos por el error
Hermoso de la intemperie, como tanteando
El aire a esta altura,
Soma,
Serna,
Pérdida en la pérdida.

Gonzalo Rojas - La Turbina

Unicuique suum tribuere, al pez
Su pavor, a este aciago
Domingo de aluminio en llamas el estruendo
De su pernicie, a
Estos trescientos o más
Musulmanes por el aire aéreo de Esmirna su
Cimitarra alta, su
Alah sin nariz,
¿Quién
De estos quiénes, cuál
De estos cuáles habrá cantado entre las nubes?

Gonzalo Rojas - Del Sentido

Muslo lo que toco, muslo
Y pétalo de mujer el día, muslo
Lo blanco de lo traslúcido, U
Y más U, y más y más U, lo último
Debajo de lo último, labio
El muslo en su latido
Nupcial, y ojo,
El muslo de verlo todo, y Hado,
Sobre todo Hado de nacer, piedra
De no morir, muslo:
Leopardo tembloroso.

Octavio Paz - Dos cuerpos

    Dos cuerpos frente a frente Son a veces dos olas Y la noche es océano. Dos cuerpos frente a frente Son a veces dos piedras Y la noche desierto. Dos cuerpos frente a frente Son a veces raíces En la noche enlazadas. Dos cuerpos frente a frente Son a veces navajas Y la noche relámpago.

Mario Benedetti - Alguien

Alguien limpia la celda
de la tortura
que no quede la sangre
ni la amargura

alguien pone en los muros

el nombre de ella
ya no cabe en la noche
ninguna estrella

alguien limpia su rabia

con un consejo
y la deja brillante
como un espejo

alguien piensa hasta cuando

alguien camina
suenan lejos las risas
una bocina
y un gallo que propone
su canto en hora
mientras sube la angustia
la voladora

alguien piensa en afuera

que allá no hay plazo
piensa en niños de vida
y en un abrazo

alguien quiso ser justo

no tuvo suerte
es difícil la lucha
contra la muerte

alguien limpia la celda

de la tortura
lava la sangre pero
no la amargura.

sábado, 26 de marzo de 2011

Rafael Alberti - Malva Luna De Hielo

Las floridas espaldas ya en la nieve,
Y los cabellos de marfil al viento.
Agua muerta en la sien, el pensamiento
Color halo de luna cuando llueve.
¡Oh, qué clamor bajo del seno breve,
Que palma al aire el solitario aliento!
¡Qué témpano, cogido al firmamento,
El pie descalzo que a morir se atreve!
Brazos de mar, en cruz, sobre la helada
Bandeja de la noche; senos fríos,
De donde surge, yerta, la alborada;
¡Oh piernas como dos celestes ríos,
Malvaluna de hielo, amortajada
Bajo los mares de los ojos míos!

Rafael Alberti - El Angél De La Ira

Sin dueño, entre las ortigas,
Piedra por pulir, brillabas.
Pie invisible.
Entre las ortigas, nada.
Pie invisible de la ira.
Lenguas de légamo, hundidas,
Sordas, recordaron algo.
Ya no estabas.
¿Qué recordaron?
Se movió mudo el silencio
Y dijo algo.
No dijo nada.
Sin saberlo,
Mudó de rumbo mi sangre,
Y en los fosos
Gritos largos se cayeron.
Para salvar mis ojos,
Para salvarte a ti, qué
Secreto.

Rafael Alberti - El Agua De Roma

    Oyes correr en Roma eternamente, En la noche, en el día, a toda hora El agua, el agua, el agua corredora De una fuente a otra fuente y otra fuente. Arrebatada, acústica, demente, Infinita insistencia corredora, Cante en lo oscuro, gima bullidora, Es su fija locura ser corriente. Ría de un ojo, llore de unos senos, Salte de un caracol, de entre la boca De la más afilada dentadura. O de las ingles de unos muslos llenos, Correrá siempre, desbandada y loca Libre y presa y perdida en su locura.

Pablo Neruda - Débil Del Alba

El día de los desventurados, el día pálido asoma
con un desgarrador olor frío, con sus fuerzas en gris,
sin cascabeles, goteando el alba por todas partes:
es un naufragio en el vacío, con un alrededor de llanto.

Porque se fue de tantos sitios la sombra húmeda, callada,

de tantas cavilaciones en vano, de tantos parajes terrestres
en donde debió ocupar hasta el designio de las raíces,
de tanta forma aguda que se defendía.

Yo lloro en medio de lo invadido, entre lo confuso,

entre el sabor creciente, poniendo el oído
en la pura circulación, en el aumento,
cediendo sin rumbo el paso a lo que arriba,
a lo que surge vestido de cadenas y claveles,
yo sueño, sobrellevando mis vestigios morales.

Nada hay de precipitado ni de alegre, ni de forma orgullosa,

todo aparece haciéndose con evidente pobreza,
la luz de la tierra sale de sus párpados
no como la campanada, sino más bien como las lágrimas:
el tejido del día, su lienzo débil,
sirve para una venda de enfermos, sirve para hacer señas
en una despedida, detrás de la ausencia:
es el color que sólo quiere reemplazar,
cubrir, tragar, vencer, hacer distancias.

Estoy solo entre materias desvencijadas,

la lluvia cae sobre mí, y se me parece,
se me parece con su desvarío, solitaria en el mundo muerto,
rechazada al caer, y sin forma obstinada.

Pablo Neruda - Celebración

Pongámonos los zapatos, la camisa listada,
el traje azul aunque ya brillen los codos,
pongámonos los fuegos de bengala y de
artificio,
pongámonos vino y cerveza entre el cuello
y los pies,
porque debidamente debemos celebrar
este número inmenso que costó tanto
tiempo,
tantos años y días en paquetes,
tantas horas, tantos millones de minutos,
vamos a celebrar esta inauguración.

Desembotellemos todas las alegrías

resguardadas
y busquemos alguna novia perdida
que acepte una festiva dentellada.
Hoy es. Hoy ha llegado. Pisamos el tapiz
del interrogativo milenio. El corazón, la
almendra
de la época creciente, la uva definitiva
irá depositándose en nosotros,
y será la verdad tan esperada.

Mientras tanto una hoja del follaje

acrecienta el comienzo de la edad:
rama por rama se cruzará el ramaje,
hoja por hoja subirán los días
y fruto a fruto llegará la paz:
el árbol de la dicha se prepara
desde la encarnizada raíz que sobrevive
buscando el agua, la verdad, la vida.

Hoy es hoy. Ha llegado este mañana

preparado por mucha oscuridad:
no sabemos si es claro todavía
este mundo recién inaugurado:
lo aclararemos, lo oscureceremos
hasta que sea dorado y quemado
como los granos duros del maíz:
a cada uno, a los recién nacidos,
a los sobrevivientes, a los ciegos,
a los mudos, a mancos y cojos,
para que vean y para que hablen,
para que sobrevivan y recorran,
para que agarren la futura fruta
del reino actual que dejamos abierto
tanto al explorador como a la reina,
tanto al interrogante cosmonauta
como al agricultor tradicional,
a las abejas que llegan ahora
para participar en la colmena
y sobre todo a los pueblos recientes,
a los pueblos crecientes desde ahora
con las nuevas banderas que nacieron
en cada gota de sangre o sudor.

Hoy es hoy y ayer se fue, no hay duda.


Hoy es también mañana, y yo me fui

con algún año frío que se fue,
se fue conmigo y me llevó aquel año.

De esto no cabe duda. Mi osamenta

consistió, a veces, en palabras duras
como huesos al aire y a la lluvia,
y pude celebrar lo que sucede
dejando en vez de canto o testimonio
un porfiado esqueleto de palabras.

Pablo Neruda - Allá Voy, Allá Voy, Piedras, Esperen!


ALLÁ voy, allá voy, piedras, esperen!

Alguna vez o voz o tiempo

podemos estar juntos o ser juntos,
vivir, morir en ese gran silencio
de la dureza, madre del fulgor.

Alguna vez corriendo

por fuego de volcán o uva del río
o propaganda fiel de la frescura
o caminata inmóvil en la nieve
o polvo derribado en las provincias
de los desiertos, polvareda
de metales,
o aún más lejos, polar, patria de piedra,
zafiro helado,
antártica,
en este punto o puerto o parto o muerte
piedra seremos, noche sin banderas,
amor inmóvil, fulgor infinito,
luz de la eternidad, fuego enterrado,
orgullo condenado a su energía,

Pablo Neruda - Tengo Miedo

Tengo miedo. La tarde es gris y la tristeza
del cielo se abre como una boca de muerto.
Tiene mi corazón un llanto de princesa
olvidada en el fondo de un palacio desierto.

Tengo miedo -Y me siento tan cansado y pequeño

que reflojo la tarde sin meditar en ella.
(En mi cabeza enferma no ha de caber un sueño
así como en el cielo no ha cabido una estrella.)

Sin embargo en mis ojos una pregunta existe

y hay un grito en mi boca que mi boca no grita.
¡No hay oído en la tierra que oiga mi queja triste
abandonada en medio de la tierra infinita!

Se muere el universo de una calma agonía

sin la fiesta del Sol o el crepúsculo verde.
Agoniza Saturno como una pena mía,
la Tierra es una fruta negra que el cielo muerde.

Y por la vastedad del vacío van ciegas

las nubes de la tarde, como barcas perdidas
que escondieran estrellas rotas en sus bodegas.

Y la muerte del mundo cae sobre mi vida.

Pablo Neruda - Mariposa De Otoño

La mariposa volotea
y arde —con el sol— a veces.

Mancha volante y llamarada,

ahora se queda parada
sobre una hoja que la mece.

Me decían: —No tienes nada.

No estás enfermo. Te parece.

Yo tampoco decía nada.

Y pasó el tiempo de las mieses.

Hoy una mano de congoja

llena de otoño el horizonte.
Y hasta de mi alma caen hojas.

Me decían: —No tienes nada.

No estás enfermo. Te parece.

Era la hora de las espigas.

El sol, ahora,
convalece.

Todo se va en la vida, amigos.

Se va o perece.

Se va la mano que te induce.

Se va o perece.

Se va la rosa que desates.

También la boca que te bese.

El agua, la sombra y el vaso.

Se va o perece.

Pasó la hora de las espigas.

El sol, ahora, convalece.

Su lengua tibia me rodea.

También me dice: —Te parece.

La mariposa volotea,

revolotea,
y desaparece.

Pablo Neruda - La Canción Desesperada



Emerge tu recuerdo de la noche en que estoy.
El río anuda al mar su lamento obstinado.

Abandonado como los muelles en el alba.

Es la hora de partir, oh abandonado!

Sobre mi corazón llueven frías corolas.

Oh sentina de escombros, feroz cueva de náufragos!

En ti se acumularon las guerras y los vuelos.

De ti alzaron las alas los pájaros del canto.

Todo te lo tragaste, como la lejanía.

Como el mar, como el tiempo. Todo en ti fue naufragio!

Era la alegre hora del asalto y el beso.

La hora del estupor que ardía como un faro.

Ansiedad de piloto, furia de buzo ciego,

turbia embriaguez de amor, todo en ti fue naufragio!

En la infancia de niebla mi alma alada y herida.

Descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!

Te ceñiste al dolor, te agarraste al deseo.

Te tumbó la tristeza, todo en ti fue naufragio!

Hice retroceder la muralla de sombra,

anduve más allá del deseo y del acto.

Oh carne, carne mía, mujer que amé y perdí,

a ti en esta hora húmeda, evoco y hago canto.

Como un vaso albergaste la infinita ternura,

y el infinito olvido te trizó como a un vaso.

Era la negra, negra soledad de las islas,

y allí, mujer de amor, me acogieron tus brazos.

Era la sed y el hambre, y tú fuiste la fruta.

Era el duelo y las ruinas, y tú fuiste el milagro.

Ah mujer, no sé cómo pudiste contenerme

en la tierra de tu alma, y en la cruz de tus brazos!

Mi deseo de ti fue el más terrible y corto,

el más revuelto y ebrio, el más tirante y ávido.

Cementerio de besos, aún hay fuego en tus tumbas,

aún los racimos arden picoteados de pájaros.

Oh la boca mordida, oh los besados miembros,

oh los hambrientos dientes, oh los cuerpos trenzados.

Oh la cópula loca de esperanza y esfuerzo

en que nos anudamos y nos desesperamos.

Y la ternura, leve como el agua y la harina.

Y la palabra apenas comenzada en los labios.

Ese fue mi destino y en él viajó mi anhelo,

y en él cayó mi anhelo, todo en ti fue naufragio!

Oh, sentina de escombros, en ti todo caía,

qué dolor no exprimiste, qué olas no te ahogaron!

De tumbo en tumbo aún llameaste y cantaste.

De pie como un marino en la proa de un barco.

Aún floreciste en cantos, aún rompiste en corrientes.

Oh sentina de escombros, pozo abierto y amargo.

Pálido buzo ciego, desventurado hondero,

descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!

Es la hora de partir, la dura y fría hora

que la noche sujeta a todo horario.

El cinturón ruidoso del mar ciñe la costa.

Surgen frías estrellas, emigran negros pájaros.

Abandonado como los muelles en el alba.

Sólo la sombra trémula se retuerce en mis manos.

Ah más allá de todo. Ah más allá de todo.


Es la hora de partir. Oh abandonado!